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¡Gracias, Padre Sergio!
Por AnaMaria Bech
Luego de liderar por más de 10 años el ministerio del Apostolado Hispano, el fraile Sergio Serrano, O.P., deja Luisiana para llevar a cabo una nueva misión desde Orlando, Florida.
El 4 de julio, Serrano aprovechó la mudanza para disfrutar de una de sus pasiones: viajar en su motocicleta. “Estaré recorriendo 1.100 millas. Escogí esa fecha para irme porque amo a los Estados Unidos y yo llegué aquí a los Estados Unidos en otra fiesta Mariana, un 16 de julio.”
Desde niño quiso ser sacerdote, pero su camino no fue en línea recta. “Yo quería conocer la música, la milicia, las motocicletas, las niñas, todo. Entonces aprendí música, hice otros servicios y después entré a la vida religiosa. No me fue muy bien, me salí, y después volví”, comentó. Pero su gusto por los retos, el buceo, las carreras en moto, los deportes extremos, incluido el paracaidismo, carreras en moto, y por viajar, siguen vigentes.
La travesía hacia la Florida será uno de los primeros viajes que estará realizando en su nuevo reto como recaudador de fondos para una organización de obispos.“La orden, ha pedido que los dominicos trabajemos un poco más por los pobres. Todos los fines de semana voy a estar viajando a una iglesia diferente por todo el país, hablando de esta agencia para que la gente done.”
Desde su ordenación el 9 de junio de 2007, Serrano ha tenido múltiples asignaciones en diversos lugares. En todas, todas su misión ha sido reconstruir. “El proceso de reconstrucción para mí es un aliciente porque me ayuda a entender que estoy en ese plan de redención donde un Dios reconstruye a la humanidad que está caída, la reanima todo el tiempo y la hace mejor. Así que cuando me mandan a un sitio con un reto de reconstruir y yo soy muy feliz, me encanta”.
En 2006 llegó a Nueva Orleans a reconstruir la fé y las iglesias que habían sido destruidas o dispersadas por el huracán Katrina. “Estaba todo el mundo desplazado y el provincial me dijo que veía madera en mí para venir a reconstruir, para venir a hacer comunidad”. Fue asignado a St. Dominic por 3 años y medio, luego viajó a Ecuador donde recaudó más de 1 millón de dólares para la iglesia más pobre de una ciudad, un monumento que debía ser restaurado. Una vez arreglada la iglesia fue asignado a Miami por seis meses y regresó a Nueva Orleans para reconstruir la parroquia de Blessed Silos donde por un año estuvo limpiando, arreglando, y construyendo. Cuando estaba lista lo asignaron a Memphis, Tennessee, pero el arzobispo pidió que lo dejaran en Nueva Orleans. Se quedó para dirigir el Center of Jesus the Lord que mudaría a otro lugar y a la vez trabajaba en el Apostolado Hispano para ver qué se podía hacer para recuperarlo.
“Dije yo no voy a ningún lado a cerrar. Iba a todos lados a abrir y a reconstruir.” y desde mayo 13 de 2013 ha estado trabajando en la Pastoral Hispana. “Me cae todo en fiesta Mariana”, enfatiza.
Recuperó y fortaleció el Apostolado Hispano. Reestructuraron y expandieron los diferentes programas del Apostolado, brindó soporte después de múltiples huracanes, dió visibilidad a las necesidades económicas de la comunidad y realizó alianzas con diversas entidades. Fue integral en esfuerzos educativos y comunicacionales durante una pandemia mundial, un tiempo confuso especialmente para inmigrantes con barreras de idioma y lejos de sus seres queridos.
Aparte de estas iniciativas, también gestionó la llegada de ocho sacerdotes y seminaristas para servir a una comunidad que aún sigue corta de sacerdotes hispanos. En el Apostolado deja más de 300 voluntarios listos para ayudar.
Nueva Orleans le ha dado muchas lecciones de vida que le han ayudado a crecer como persona. “Me siento extremadamente bendecido porque tengo grandes amigos en Nueva Orleans, tengo gente que hoy en día puedo decir que es mi familia”.
Confiesa que se lleva de esta ciudad todo el cariño y apoyo que le han dado y también que va a extrañar las ostras, que le encantan, junto al gumbo y el jambalaya, y las langostas. “Me llevo un poquito de agua del Mississippi y dicen que el que toma agua del Mississippi, vuelve.”
En cuanto a lo que deja, su legado ha sido demostrar que como hispanos podemos mejorar el país. “Nosotros tenemos mucho talento y mucho potencial porque somos recursivos, hemos vivido con poco y sabemos hacer lo poco mucho. Entonces venir a este país y lo poco que nos ofrece multiplicarlo y sacar los talentos y hacerlo mejor. Y lo más importante, saber que nada de esto es posible si no tenemos a Dios aquí en el corazón”
Para mantener al Fray Sergio Serrano cerca, puedes escuchar su podcast la Biblia en un Año, rezar por su bienestar y por varias visitas a nuestra ciudad que, sin duda, lo extrañará.